´En un chat, todos somos escritores´
Solo necesita dormir 4 o 5 horas, así que puede dedicar las noches a escribir... a veces dos libros a la vez
JULIA ALBALADEJO Acaba de publicar Las hogueras fosfóricas, una historia de soledad y relaciones virtuales.
Es la historia de dos personas que se conocen en un chat erótico... Él dice ser un profesor de Latín que está infelizmente casado y que quiere escapar de la rutina, y ella que es una enfermera liberal y abierta de miras. Pero en realidad todo es mentira y son dos personas solitarias, llenas de carencias y problemas que se refugian en el engaño.
Internet da mayor libertad para decir verdades pero es también un refugio ideal para la mentira...
Pero son mentiras piadosas. La gente finge ser la persona que le gustaría; es como un grito de auxilio que dice «me gustaría ser así».
Muchos creen que en la Red está el futuro de las relaciones.
Pues no tienen pinta de ser relaciones muy sinceras, nunca sabes con seguridad quién está al otro lado. No hay nada como mirar a los ojos y sentir la piel, aunque sí puede ayudar a la gente tímida. Lo importante es que no se convierta en una relación enfermiza, en una espiral de mentiras, y que, aunque al principio trates de que esa persona te ame y mientas, luego, poco a poco, se vaya desvelando todo.
En ese sentido no se diferencia tanto de los primeros encuentros cara a cara... Siempre tratamos de ser mejores de lo que somos.
Nos pasamos la vida fingiendo. Por ejemplo, cuando uno se casa y llega en un cochazo impresionante que no es suyo... hasta en eso. La mentira forma parte de las relaciones humanas, porque siempre nos sentimos muy poca cosa y esa es la forma más fácil de ocultarlo.
¿Le gustan los chats?
El mundo del chat tiene un magnetismo especial... entras en el juego de la seducción. Además, es atractivo porque solo tenemos las palabras para seducir y convencer; todo el que entra en un chat se convierte en un escritor. Todos somos usuarios potenciales porque siempre tenemos el impulso de seducir y de querer que nos quieran, pero la verdad es que yo no lo hice por torpeza. Intenté meterme pero me hacía un lío... Creo que me pilla mayor.
Pero con Internet sí se lleva bien, ¿es un buen escaparate para un escritor?
Es estupendo. Los blogs permiten expresarte libremente y decir lo que piensas sin el yugo editorial, sin censuras. Yo tengo varios blogs que uso, sobre todo, para hacer reseñas de libros y es muy enriquecedor porque sabes lo que piensa el lector.
Y su otra nueva novela, El globo de Hitler, se vende en la Red.
Ambas novelas se publicaron con cinco días de diferencia... Esto de la escritura es así de extraño; igual pasas mucho tiempo sin publicar que coinciden dos en el tiempo. El globo de Hitler es un thriller, una novela de aventuras muy de Spielberg basada en un hecho real: la subasta del globo terráqueo que usaba Hitler. Y yo me pregunté qué pasaría si hubiese dejado un mensaje secreto en él. Lo de la venta por Internet me lo tomé como un experimento y de momento funciona. Nadie sabe dónde está el futuro.
Se lo preguntarán mucho, pero ¿de dónde saca el tiempo?
Yo mismo me lo pregunto a veces, porque tengo tres hijos, soy profesor, dirijo talleres de escritura, tengo mis blogs... Escribir suelo hacerlo de noche, cuando todos se acuestan, ya que duermo muy poco –4 o 5 horas– y es formidable escribir por las noches, sin ruidos.
Es un autor muy prolífico, ¿alguna vez le han faltado ideas?
He atravesado periodos de efervescencia y de sequía, pero últimamente tengo tantas ideas que el problema es elegir qué hago antes. Las tengo apuntadas en fichas en el ordenador y a veces se pegan entre ellas para salir... Lo bueno es que estas dos novelas eran complementarias: una historia intimista que escribía cuando estaba más ‘aplatanado’, más tranquilo, y un thriller para cuando estaba más eufórico.
Se define como un gran lector. ¿Leer es la mejor manera de aprender a escribir?
Siempre. Leer como un animal es lo único que recomiendo a quien quiere ser escritor. Yo soy sobrino de bibliotecaria y leo entre 80 y 100 libros al año... Me extraña la gente que escribe y no lee. Alguien de 20 años que no lee y ha sobrevivido será que no lo necesita; es respetable. Pero si escribes, es necesario. Si no, corres el riesgo de descubrir el Mediterráneo a cada paso, de creer que estás haciendo algo rompedor cuando ya ha habido otros que han hecho lo mismo y mejor que tú.
Ha escrito casi de todo... ¿Algún género se le resiste?
La poesía. Aunque la leo con emoción, no he escrito poesía ni en la adolescencia.
Es la historia de dos personas que se conocen en un chat erótico... Él dice ser un profesor de Latín que está infelizmente casado y que quiere escapar de la rutina, y ella que es una enfermera liberal y abierta de miras. Pero en realidad todo es mentira y son dos personas solitarias, llenas de carencias y problemas que se refugian en el engaño.
Internet da mayor libertad para decir verdades pero es también un refugio ideal para la mentira...
Pero son mentiras piadosas. La gente finge ser la persona que le gustaría; es como un grito de auxilio que dice «me gustaría ser así».
Muchos creen que en la Red está el futuro de las relaciones.
Pues no tienen pinta de ser relaciones muy sinceras, nunca sabes con seguridad quién está al otro lado. No hay nada como mirar a los ojos y sentir la piel, aunque sí puede ayudar a la gente tímida. Lo importante es que no se convierta en una relación enfermiza, en una espiral de mentiras, y que, aunque al principio trates de que esa persona te ame y mientas, luego, poco a poco, se vaya desvelando todo.
En ese sentido no se diferencia tanto de los primeros encuentros cara a cara... Siempre tratamos de ser mejores de lo que somos.
Nos pasamos la vida fingiendo. Por ejemplo, cuando uno se casa y llega en un cochazo impresionante que no es suyo... hasta en eso. La mentira forma parte de las relaciones humanas, porque siempre nos sentimos muy poca cosa y esa es la forma más fácil de ocultarlo.
¿Le gustan los chats?
El mundo del chat tiene un magnetismo especial... entras en el juego de la seducción. Además, es atractivo porque solo tenemos las palabras para seducir y convencer; todo el que entra en un chat se convierte en un escritor. Todos somos usuarios potenciales porque siempre tenemos el impulso de seducir y de querer que nos quieran, pero la verdad es que yo no lo hice por torpeza. Intenté meterme pero me hacía un lío... Creo que me pilla mayor.
Pero con Internet sí se lleva bien, ¿es un buen escaparate para un escritor?
Es estupendo. Los blogs permiten expresarte libremente y decir lo que piensas sin el yugo editorial, sin censuras. Yo tengo varios blogs que uso, sobre todo, para hacer reseñas de libros y es muy enriquecedor porque sabes lo que piensa el lector.
Y su otra nueva novela, El globo de Hitler, se vende en la Red.
Ambas novelas se publicaron con cinco días de diferencia... Esto de la escritura es así de extraño; igual pasas mucho tiempo sin publicar que coinciden dos en el tiempo. El globo de Hitler es un thriller, una novela de aventuras muy de Spielberg basada en un hecho real: la subasta del globo terráqueo que usaba Hitler. Y yo me pregunté qué pasaría si hubiese dejado un mensaje secreto en él. Lo de la venta por Internet me lo tomé como un experimento y de momento funciona. Nadie sabe dónde está el futuro.
Se lo preguntarán mucho, pero ¿de dónde saca el tiempo?
Yo mismo me lo pregunto a veces, porque tengo tres hijos, soy profesor, dirijo talleres de escritura, tengo mis blogs... Escribir suelo hacerlo de noche, cuando todos se acuestan, ya que duermo muy poco –4 o 5 horas– y es formidable escribir por las noches, sin ruidos.
Es un autor muy prolífico, ¿alguna vez le han faltado ideas?
He atravesado periodos de efervescencia y de sequía, pero últimamente tengo tantas ideas que el problema es elegir qué hago antes. Las tengo apuntadas en fichas en el ordenador y a veces se pegan entre ellas para salir... Lo bueno es que estas dos novelas eran complementarias: una historia intimista que escribía cuando estaba más ‘aplatanado’, más tranquilo, y un thriller para cuando estaba más eufórico.
Se define como un gran lector. ¿Leer es la mejor manera de aprender a escribir?
Siempre. Leer como un animal es lo único que recomiendo a quien quiere ser escritor. Yo soy sobrino de bibliotecaria y leo entre 80 y 100 libros al año... Me extraña la gente que escribe y no lee. Alguien de 20 años que no lee y ha sobrevivido será que no lo necesita; es respetable. Pero si escribes, es necesario. Si no, corres el riesgo de descubrir el Mediterráneo a cada paso, de creer que estás haciendo algo rompedor cuando ya ha habido otros que han hecho lo mismo y mejor que tú.
Ha escrito casi de todo... ¿Algún género se le resiste?
La poesía. Aunque la leo con emoción, no he escrito poesía ni en la adolescencia.